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viernes, agosto 28, 2009

Vampiros Siglo XXI: Bram Stoker se está revolcando en su tumba.

¿Saben qué me revienta? Los vampiros.

Andan por ahí succionando la sangre de las personas como si se trataran de helados vivientes, merodeando solo por las noches de las ciudades más sombrías como parias de la vida en la tierra, eternamente malditos, transformándose cada tanto en murciélagos y volando por los cielos oscuros chillando “¡cuii, cuii, cuii!” como si fueran los dueños de la oscuridad.

¿Pero saben qué me molesta más? La nueva ficción de vampiros. Antes uno se deleitaba con la versión de Drácula en la que aparecía la cleptómana de Winona Ryder, o con la versión original del libro, o, los más fanáticos del cine, con Nosferatu, la primera película del género. ¡Hasta “Drácula, muerto pero feliz” es una opción memorable para noches lluviosas en las que no hay nada en el cable y las películas del DVD están gastadas de tanto verlas!

Hoy, los vampiros son una verdadera plaga. Tenemos a Stephenie Meyer, en cuyos libros la minita con cara de cancerosa protagoniza un romance con el vampirulo que está en todos los posters de las adolescentes ficcio-fanáticas (junto con los Jonas Brothers, Zac Effron y Coco Sili). También a las películas de Inframundo, que traen al mundo real esos seres; aunque, confesémoslo, esa película sirvió más para apretar ImprPant y tener geniales wallpapers de la mina en la computadora que para entretenernos. Podemos destacar a Sookie Stackhouse leyendo cerebros en un pueblo apartado de los Estados Unidos, enamorada de su respectivo chupasangre que toma sangre embotellada. En HBO, también, tenemos el infantil “El joven Drácula”, en el que un chico se muda con su familia acólita de la oscuridad a un pueblo de gente normal (bah, gente inglesa, si no me equivoco), haciendo una pésima versión de “Los Locos Adams”. En fin, tenemos en todo el mundo del entretenimiento a estos personajes de cuentos, cada tanto enfrentándose a hombres lobo (¡Qué creativos!) (En el paréntesis anterior estaba siendo sarcástico), viviendo sus vidas tenebrosas de distintas maneras.

¿No saben que es una idea recontra gastada? Si empezamos a contar, tenemos vampiros en Van Helsing, Helsing, Blade I, II y III, Buffy, Ángel, El misterio de Salem’s Lot, Vampiros de John Carpenter, Entrevista con el Vampiro, la Historiadora, ¡hasta en Harry Potter aparecen!

¡Y para peor! Casi todas las historias actuales giran en torno al romance vampiro-mina que parece enferma. Es como si esa relación imposible causara una revolución de progesterona en los fanáticos. La situación parece muy simple, pero muy dramática, quizás. El tipo pálido y la minita que asiste regularmente a quimioterapia por hobby se encuentran en una situación de riesgo. Ella descubre enseguida que es un vampiro, o a lo sumo algo raro; entablan una relación, a pesar de que él intenta alejarse; intentan tener una vida normal, pero siempre está la complicación: le matan a la abuela de la minita o aparece otro Drácula después de la crisis queriendo robarse a la protagonista.

Las cosas se solucionan, al fin y al cabo, aunque de la manera que haya decidido el autor, y con la creatividad terriblemente limitada a aquello que no haya hecho alguien más. Me pregunto qué estarán pensando Anne Rice y todos sus fans frente a tanto drama vampírico. No digo que Entrevista con el Vampiro o la Reina de los Condenados sean libros (y películas) fantásticos, porque no los leí, sin embargo pienso que no hemos ido muy lejos en materia de historias. Está bien que no era nada gracioso ver a Tom Cruise y Antonio Banderas chupándole el cogote a Brad Pitt (Brad Pitt chupándole el cogote a Kirsten Dunst a los 10 años es otro asunto), pero al menos esta historia era interesante.

Quizás el acartonamiento de la relación de Crepúsculo y subsiguientes sean una novedad grotesca, pero tuvo éxito, creo yo, por la carita de los modelitos de la serie. Asimismo, True Blood no pasa de ser una porquería interesante, ya que no podés poner como recurso más llamativo escenas de sexo entre personas y vampiros u orgías (en la temporada 2, para los interesados). Aunque, admitámoslo, comparado con el resto de las series de HBO…

En fin, la movida vampírica parece no agotarse nunca. Cuando abandona el género de terror, da un salto al costado, pasándose a la acción con la misma facilidad que para la comedia, o un combo divertido de ambas; cuando deja estos géneros, salta, como ahora, al romance, aunque antes hubo historias de drama. ¿Después qué? Porque, si vamos al caso, el mix con los hombres lobo ya se está gastando demasiado hasta parecer una sátira al mejor estilo Freddy vs. Jason. Hay que admitirlo, los vampiros están por todos lados, y muy difícilmente nos libremos de ellos: libros, televisión, cine, series. ¡Y la calidad de las historias van en una tendencia negativa que, para peor, parece gustarle al mercado!

What’s next? Si le sumamos a lo antes expuesto el hecho de que el cine solo está teniendo éxito reciclando historias viejas, lograremos algo interesante: varios rumores confirman el regreso de “Buffy: the Vampire Slayer” al cine, esta vez con la actriz de la serie. También se estima que retomarían la historia con la protagonista un poco más grande (actualmente tiene 31 añitos), quizás interpretando el papel de madre. ¡Una buena tenía que haber!

Ya mismo quisiera ver a Sarah Michelle Geller rompiéndole la nariz a Bella.







1 comentario:

Anónimo dijo...

Jaja!parece que te gustan los vampiros Marian! Y si, las mismas historias se repiten una y otra vez, pero hay que admitir que los directores hacen un buen trabajo para atraer gente nueva, y recordar que hay chicos tontos en la secundaria que tienen en las paredes al chico ese de Crespusculo y que no se les movio un pelo cuando lo vieron en "Harry Potter and the Goblet of fire" (oohhh que clase! jaja)...ya tenes tu comentario...besos enormes! =D