Más de una vez escuché decir que
el tren pasa una sola vez, como forma de motivar a aprovechar oportunidades, o
que ya se dejó pasar el tren y no hay posibilidad de que vuelva a pasar. Cosa
rara esto de las metáforas. Porque si nos ponemos a pensar un poco, es comprensible
que se quiera inducir a las personas a realizar determinadas acciones
utilizando analogías con situaciones hipotéticas como la mencionada –muy difundida
y pedorra.
Ejemplifiquemos:
Estamos ante la oportunidad de
realizar un viaje de intercambio a Australia por el cual nosotros no tenemos el
mínimo interés. Nos hicieron la oferta hace poco y nos dijeron que tenemos
plazo hasta fin de mes para decidir realizar el viaje. Hablando con amigos
surge la siguiente conversación:
-Vas a salir del país (del país
no, ¡del continente!), conocer otra cultura, conocer gente –dice uno.
-No sé… a mí me dijeron que en
Australia las arañas son tan grandes que hasta tienen barra de vida –comenta el
otro, a sabiendas de la aracnofobia que te hace gritar como niña chiquita.
-Pero es cuestión de que lleves
insecticida, repelente y un machete. Es Australia, deben vender esas cosas.
-Es que el gasto es muy grande…
-en realidad es algo que no te importa, pero el hecho de desembolsar dinero es
un dolor de pelotas que requiere que lo menciones.
-Pero lo vale –insiste el
primero-. ¿Cuántas veces en la vida vas a viajar a Australia? ¿Te vas a perder
la oportunidad de viajar en canguro? ¿Te vas a perder de tirar un boomerang, y
que vuelva? Si tuviera que elegir un continente al cual irme de vacaciones
sería Australia, sin dudas.
-Pero Australia…
-Mariano, el tren pasa solo una
vez.
Y ahí es cuando se termina la
dramatización.
Yo pregunto: ¿de qué sirve traer
a colación el hecho de que el tren pasa una sola vez a esto? ¿Qué? ¿Acaso la
estación de la vida es menor recurrida que la de Mercedes?
Hay que ser un poco coherentes,
incluso con las frases prefabricadas: a la hora de relacionar una estación de
tren con una oportunidad única e irrepetible, tenemos que tener en cuenta de
que los trenes prestan servicios frecuentes debido a que la naturaleza de los
mismos corresponde a tal nivel de actividad. Si los trenes pasaran una sola vez
no tendría sentido gastar en la infraestructura que implica crear una línea de
trenes con las estaciones consecutivas y las vías a lo largo de las mismas, los
costos de mantenimiento de las unidades, sueldos, electricidad, combustible,
impuestos… Si los trenes no pasaran cada cierto tiempo a horarios estándar se
desnaturalizaría el servicio para el cual fueron concebidos, siendo preferible
que en vez de una línea de trenes hubiera una de micros, colectivos,
trolebuses, carretas, llamas vestidas de colores paseadas por tipos turbios,
carros arrastrados por asiáticos, y una larga lista de medios de transporte
alternativos.
Hay que ser un ingeniero muy
pelotudo para crear una línea de trenes para representar oportunidades poco
frecuentes, incluso más pelotudo que el responsable de todas las falencias del
servicio de transportes de Capital y el conurbano.
Hecho el descargo, me retiro.-
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