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lunes, junio 14, 2010

Es mejor tener vecinos... que no tenerlos

El mismo código civil detalla las normas básicas de convivencia que deben tenerse en cuenta para convivir con nuestros vecinos. Se habla, por ejemplo, de la distancia que tienen que tener los árboles y arbustos de la medianera y de a quién pertenece la misma dependiendo los distintos casos. Por una parte, viene muy bien que existan este tipo de reglamentaciones (no solo en el código, sino también en la normativa municipal y en los mismos acuerdos tácitos o explícitos entre los vecinos del barrio).

Sin embargo, hay algo mucho peor que tener que convivir con el vecino molesto que pone la música fuerte, o la vieja jodona que siempre te dice que hagas menos ruido, o los dueños del perro que siempre se escapa y te corre dos cuadras todos los días que te vas a trabajar.

Algo mucho peor, es no tener vecinos, y aquí las causas de mi afirmación:

Si tu casa está sola, digamos, con los dos terrenos de al lado vacíos, pueden suceder muchas cosas.

· Que tengas de compañero de cuadra al Circo Hollywood durante dos horribles semanas al año, en las cuales tengas que pasarles agua y electricidad, aguantar la música de Bob Esponja tres veces diarias y ver impávido cómo el elefante más pequeño del mundo (un caniche pedorro disfrazado) te corre tus pobres e inocentes gatos.

· Que cada verano se llene de pendejos que te piden agua cada treinta minutos porque se juntan a jugar a la pelota porque ¡oh casualidad! el terreno de al lado es de la Municipalidad y el puntero local consiguió que le pusieran arcos. A su vez se suma que te tiren la pelota a cada momento (arriesgándote a que te rompan un vidrio) o lo que es peor, que cuando no estás se crucen para buscarla (y sin querer, agarrando una bicicleta que dejaste afuera, un par de herramientas, los juguetes de los chicos y demás).

· Que la probabilidad de acumulación de basura en veredas y esquinas que no son de nadie –pero que están justito al lado de tu casa- te responsabilice a vos de limpiarla. Mensualmente vas a tener que llamar a algún chatarrero para que se lleve el tergopol del vecino que vive a dos cuadras que se compró un ·$%%/ plasma, los perros muertos del tipo de la vuelta, el pasto que cortó la mina del kiosco del otro barrio y quién sabe que porquería más.

· Que el parque de diversiones cual martillazo en las bolas caiga y se instale sin decir nada a nadie (bah, consultando con el punterillo local mencionado en el inciso segundo). Vas a tener lo mismo que con el circo, solo que se le suma que te pidan el teléfono para llamar a emergencias porque se descarriló un carrito de la montaña rusa y mato a los treinta chicos de sala verde que venían con el jardín de infantes de excursión.

· Que la acumulación de ratas, bichos raros, agua podrida, mierda de caballo resultante del uso como pastizal del terreno lindero y demás porquería biológica haga apestar TU propio terreno, sin tener la más mínima culpa. Llueve, se les inunda todo y el que tiene que estar sufriendo un ataque de dengues similar a la invasión de orcos a Rohan sos vos.

· Y por último (no porque se acaben las posibilidades sino porque mi experiencia es limitada), que se instalen gentes cual villa con casas rodantes, armatostes de chapas, casillas, carpas, con la simple excusa de que son el hijo de fulano que se viene a quedar un tiempo… que se puede volver una eternidad con un poco de suerte. “¿Me cuida el rancho hasta que vuelva del almacén vecino?”, listo, la última gota que derramó el vaso. “Como no” contesta uno con toda la onda que puede tener Bruce Banner antes de soltar al gordo de Hulk, y cuando se va te volvés para tu casa a buscar combustible y fosforos. ¿Lo peor de todo? Que en ese momento de furia no encontrás nada.

¡¡¡Tomenselás!!! Capaz que algún lectorsillo pasa o pasó por lo mismo que yo, o capaz que no. Capaz que piensen que es mejor todo esto a tener que convivir con personas que viven en casas de ladrillos al lado de la de uno… pero no saben de lo que están hablando.

Mariano.

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